En las empresas, cumplir con las especificaciones pactadas, con los tiempos de entrega, con los plazos de pago, con lo convenido, etc. Es cumplir con la promesa.

Promesa es la expresión de la voluntad de hacer algo por alguien o de cumplir con un cierto sacrificio en caso de conseguir algún logro. Puede entenderse la promesa como un acuerdo entre dos partes a través del cual una de ellas se compromete a realizar algo ante el cumplimiento de una condición o el vencimiento de un plazo.”

Las empresas están formadas por personas. Todas las personas tenemos dos características básicas: Inteligencia y Voluntad. Es con estas dos características que las personas para la empresa nos comprometemos a realizar ciertas actividades encaminadas al logro de los objetivos generales y corporativos.

La empresa, realiza a las personas que colaboran internamente con ella una promesa: un pago adecuado por el trabajo realizado y el desarrollo de la persona a través del crecimiento profesional dentro de la corporación.

A los clientes, la empresa les realiza una promesa: cumplir con las especificaciones de los productos o servicios ofrecidos en tiempo y forma; así como el realizar mejoras constantes a los productos o servicios para generar una mayor satisfacción a los clientes.

La empresa genera una promesa hacia los accionistas que consiste básicamente en generar las utilidades necesarias a largo plazo para que puedan generarse los dividendos por lo invertido, siempre en un marco ético y de confianza con la comunidad y sociedad.

Con los proveedores, la empresa se compromete y promete el pago de los productos o servicios en los tiempos pactados y convenidos entre ambas partes.

Pagar los impuestos justos y los servicios de seguridad social y médica es también una promesa realizada a la sociedad, al país, a sí mismos. Sin embargo, en muchas empresas alrededor del mundo, nos gana la cultura del engaño. Engaño a mis clientes, les miento a mis colaboradores, engaño a mis proveedores y servicios públicos y hacendarios, miento a los accionistas. En suma, me miento y engaño a mí mismo como directivo de una organización.

Pero habremos de preguntarnos: ¿Por qué sucede esto?

Hemos aprendido durante muchas décadas que existen dos condiciones que justificarán nuestras acciones: 1) Todo es relativo y 2) Lo que más importa es lo individual.

Bajo estas premisas, ya no buscamos relaciones a largo plazo y entonces nuestras estrategias comerciales, financieras, de capital humano, de operaciones y empresariales estarán diseñadas a transacciones a muy corto plazo, en donde lo que se busca es el mayor beneficio posible financiero únicamente pase lo que pase, esto es inclusive mintiendo o engañando.

Hemos aprendido a admirar en las empresas a todas aquellas personas que logran los objetivos a pesar de que tengan que destruir vidas, dañar empresas, robar, mentir o realizar cualquier cosa por los objetivos individuales obtenidos. Lo que se nos olvida es que los objetivos, la suma de todos ellos, es el resultado del trabajo individual de cada persona que colabora en la empresa y que gracias a la ayuda de muchos, se logran y alcanzan los objetivos.

El individualismo ha hecho mucho daño en la estructura mental de las personas y por ende de las empresas. Ya no nos preocupa lo que le suceda a nuestros compañeros de trabajo, lo que pase con sus familias, lo que pase en su entorno; es más, en ocasiones ni siquiera sabemos cómo se llaman. Nos interesa solamente la contribución individual financiera que se pueda medir y que ayuden al logro del objetivo corporativo pactado.

Ante eso ¿En dónde se encuentra la promesa de la empresa hacia el resto de los actores de la cadena de valor? ¿Por qué les pedimos a nuestros colaboradores lealtad si ni siquiera les podemos pagar adecuadamente y lo peor, no les respetamos como personas? ¿Por qué pedimos que los embarques de los proveedores nos lleguen a tiempo si no podemos realizar los pagos de las facturas vencidas de forma honorable? ¿Por qué nos quejamos de que perdemos clientes o participación de mercado si no podemos cumplir con las especificaciones de los productos y servicios y lo que buscamos es engañar a los clientes en aras de buscar una mejor contribución? ¿Por qué nos enojamos de que los servicios públicos no son los adecuados si nosotros mismos no cumplimos con nuestras responsabilidades al pagar impuestos? ¿Por qué los socios se molestan al no tener dividendos, si han distraído y extraído de los flujos operativos el pago de sus gastos personales que en nada tienen que ver con la operación propia del negocio?

En fin… ¿Usted de forma individual y su empresa como ente social cumplen con la y las promesas emitidas?

Escrito por: Pedro Lara Vargas.

Ejecutivo bilingüe con más de 25 años de experiencia en Dirección o Gerencia General en diversas empresas nacionales e internacionales. Cuenta con una especialidad en Antropología y Ética en la UP, Maestría en Alta Dirección de Empresas en IPADE, e Ingeniería Mecánica – Eléctrica en La Salle.

En su trayectoria laboral, ha desempeñado el cargo de Director y Gerente en Grupo Lanzagorta, Seprodutos/TDWilliamson, DME Co., Grupo Propulsa, Grupo Omnilife, Competitive Capabilities international y actualmente se desempeña como Director Spark Up en la Universidad Panamericana Campus Guadalajara.

En sus actividades docentes resaltan diversas Universidades como ITESM campus Guadalajara, ITESM campus Estado de México, ITAM, UNITEC, Universidad Panamericana campus Guadalajara, Universidad Iberoamericana, ICAMI e ITESO impartiendo materias como Operaciones Industriales, Producción, Costos, Análisis financiero, Recursos Humanos, Análisis de casos, entre otros.
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