Existen cientos de textos que hablan de liderazgo. Todos ellos mencionan las cualidades, valores, virtudes que un líder debe poseer; a ninguno se le escapa escribir lo que es un líder y lo que debe hacer, en ocasiones, casi como un ser perfecto, un ejemplo a seguir que no debe tener casi defectos humanos ¿Puede un líder en el ámbito del trabajo no serlo en su casa?, ¿Un líder en el hogar puede ser insignificante en el trabajo?

En el ámbito del deporte, en especial con los técnicos de futbol, la aplicación del ideal del significado de un líder tiene su duda. Y ésta proviene de que algunos, aún activos en el balompié nacional, llevan una vida desarraigada con sus familias aunque comprometida, leal, disciplinada en y con su trabajo. No son campeones en su tiempo y disposición para tratar con amor y presencia física y mental a los suyos (son proveedores), pero están hasta la muerte con el equipo que dirigen; atienden a quienes son sus hijos adoptivos, como si fueran los naturales, porque los ven como un activo que tiene que rendir al máximo para que él mantenga su puesto en el trabajo: el ideal son los triunfos que los lleven como equipo a ser cabeza en la tabla de posiciones y acercarse, poco a poco al título. A los seguidores poco importa lo que el técnico del equipo de sus amores haga o deje de hacer en su casa; lamentarán y justificarán si ocurre una desarraigo. A los aficionados, al igual que a los patrocinadores y directivos,  les interesa que el técnico cumpla en la cancha de futbol, les dé victorias y un trofeo que levantar (si puede cada año).

¿Es posible que el técnico, bajo esta dinámica, ejerza los tipos de liderazgo, de los que nos ofrecen los libros, en el equipo de futbol que comanda? Sí. ¿Éste mismo puede ser no bienvenido con la familia que ha formado? Sí. Ante esta coyuntura entonces qué pensar.

Lo primero es asumir la definición más completa de liderazgo. Se vale considerar la que ofrecen los mercadólogos, los patrocinadores, los directivos y técnicos del deporte, los atletas, pero sin olvidar la que más sustento y fuerza tiene, que es la expresada por el magisterio de la Iglesia Católica. Y ¿por qué? porque ofrece las bases centradas en la persona y su plenitud. En ella descansa una sabiduría enorme, teológica, filosófica y científica, que señala, por su experiencia, lo más y lo menos importante del ser humano. Además, lo trascendente de asumir un liderazgo, aunque sea por un periodo corto y en circunstancias concretas. No angustia sino que libera con su interpretación.

¿Un líder es para toda la vida?, ¿Un liderazgo tiene un principio y un fin? Lo que es claro y que nunca termina es que el hombre y la mujer están llamados a vivir en plenitud como corresponde a un ser humano, en eso radica la maestría y quizás el liderazgo, sin que busque ser reconocido, ni aplaudido, ni lograr grandes cosas (hazañas) a la vista de todos, porque conoce bien que gobernarse así mismo es de lo poco en lo que vale invertir todos los dones que tiene.

 

 Enrique de León Candiani 

Es Lic. en Periodismo y Comunicación Colectiva de la UNAM, cuenta con una Maestría en cine por la Universidad de Guadalajara y un Diplomado en Familia por la Universidad Panamericana. Ha colaborado en la Radio Universidad de la Universidad de Guadalajara, Coordinador de Deportes en el Canal 6 de Guadalajara y ha sido Jefe del Departamento de Relaciones Internacionales de la CODEME. Profesionalmente ha sido Editorialista en Deportes/Ocho TV, Director de Comunicación y Medios del Club de futbol Salamanca, Corresponsal de El Universal, de Telemundo, Miami USA, MVS Deportes y Radio Formula. Asimismo, en ICAMI Región Occidente se desempeña como Director de Programas.