Nuestra vida ordinaria está llena de decisiones en todo momento. Al despertar en la mañana de un nuevo día, habrá que decidir si ya nos levantamos o nos quedamos en cama otros cinco minutos. La decisión que tomemos seguramente tendrá impacto en el inicio de nuestras actividades. Probablemente esos cinco minutos extra ya nos haga pensar si iremos al gimnasio o repondremos el tiempo otro día. “En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es nada”.-Theodore Roosevelt.

En las empresas cualquier decisión que tomemos cuesta dinero. Indudablemente no podemos darnos el lujo de decidir por decidir. Me refiero al hecho de actuar y luego averiguar. El quehacer diario en ambos escenarios, personal y laboral, nos obliga a tomar decisiones basadas en suposiciones. Lo curioso es que el proceso de tomar decisiones ocurre prácticamente fuera de nuestra conciencia. De hecho, la suposición se convierte en un problema cuando la damos por hecho sin cuestionarla; y además, ya la ubicamos como una verdad absoluta. Insisto, la suposición solamente es una posibilidad dentro de un abanico de opciones. Un claro ejemplo de suposición es cuando nos dejan plantados en una cita de negocios. Lo típico es pensar que la persona no se interesa y que ese proyecto de venta ya fracasó. Lo correcto será escuchar del propio prospecto su versión de por qué no asistió a la entrevista. Definitivamente habrá una razón y a partir de ahí un acuerdo objetivo para ambas partes. “Lo más duro del camino no tomado es que nunca sabes dónde podía haberte llevado”.-Lisa Wingate.

El quehacer de un directivo tiene en su amplia gama de responsabilidades saber cómo sus subordinados piensan, sienten y actúan; pero no suponerlo. Nuestro cerebro es mera creatividad e imaginación por supuesto. Ahora bien, si ya sabemos que la imaginación no discrimina mucho entre la realidad y lo que cree que es la realidad, entonces no nos engañemos a sí mismos con lo que podría ser, sino enfrentemos a lo que en realidad es.

Las suposiciones son fuente de discusión en las relaciones interpersonales. Cuidado con tomar una suposición como cierta, porque lo que si es cierto es que te cerrarás a cualquier otro argumento.

Nuestra naturaleza humana nos lleva a buscar señales de explicación para todo evento en nuestras vidas. Pero ¿Qué sucede cuando nos sentimos desconfiados e inseguros? Típicamente ante esta situación estaremos buscando señales de cualquier tipo en nuestro medio ambiente. Ahora, si buscamos, vamos a encontrar. Pero no necesariamente encontraremos la verdad si iniciamos el proceso ya predispuestos por la suposición, entonces convertimos nuestra hipótesis en una verdad. Por lo regular nuestra verdad no es así para los demás.

Suponer no es tan malo, de hecho pude enmarcar el inicio de un gran proyecto. Entonces ¿Qué debo hacer? ¿Dejar de suponer? No suponer es complicado porque el suponer es un mecanismo de naturaleza humana. Lo que debemos practicar es hacer conciencia y simplemente preguntar. De hecho al preguntar podemos ampliar nuestro abanico de posibilidades y no poner palabras en labios ajenos. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde aquella suposición? Es un principio de justicia no juzgar a una tercera persona sin conocer sus razones.

Las empresas nacen para generar dividendos; sin embargo en una negociación no solo se debe buscar el beneficio económico. Las negociaciones traen siempre consigo factores colaterales y un buen acuerdo resulta en el bienestar de las partes involucradas. Aquí existe el famoso ganar – ganar. “Cuando tus valores son claros para ti, tomar decisiones se vuelve más fácil”.-Roy E. Disney.

Un asesor empresarial se encuentra con el director de la empresa quien acepta haber cometido errores de principiante y responsabiliza a su sexto sentido. El diagnóstico es que da flojera pensar a fondo y buscar todos los elementos clave ante la toma de decisiones.

El actuar basado en hechos irreales es imaginar; y la imaginación no siempre es positiva, es más, desvirtúa el valor de cualquier negociación. Por último suponer es inevitable, por esta razón debemos cuestionar y analizar antes de aceptar una suposición.

Jorge A. Obregón Aragón
 Escrito por: Lic. Jorge Adolfo Obregón Aragón

Licenciado en Contaduría Pública y en Enseñanza del Idioma Inglés por la Universidad Autónoma de Sinaloa Culiacán. Cuenta con una Maestría en Administración de Negocios y en Educación. En su experiencia profesional se desempeñó como Delegado Académico y Fundador del Centro de Estudios de Lenguas Extranjeras de la U de O Culiacán, Director del departamento de idiomas en el Instituto Chapultepec de Culiacán y Director General del Instituto FORJA. Asimismo ha sido Catedrático en la Universidad Católica de Culiacán y actualmente es profesor de ICAMI Región Noroeste.