“Sin excusas. Sin explicación. No ganas con la emoción. Ganas con la ejecución” – Tony Dungy.

 

Nos acercamos al cierre del año y, como en ocasiones anteriores, estamos ante una etapa de reflexión, una etapa de cierta nostalgia por lo que ocurrió en el año. Sin embargo, este ha sido un poco distinto.

Spotify generó un reporte sobre nuestros gustos musicales: cuántos minutos dedicamos a escuchar música, quiénes fueron los artistas más escuchados, cuáles fueron las canciones más reproducidas y otros indicadores que revelan “quiénes fuimos” durante este año, según la aplicación. Google Photos preparó una recapitulación de los momentos más relevantes del año: grandes momentos, lo que vivimos durante los últimos doce meses.

 

Generalmente es en las circunstancias más importantes del año cuando “sacamos” nuestro celular para capturar la “felicidad del momento”, y esta aplicación logró conjuntar en dicho resumen una recapitulación de lo que vivimos. Y así, aplicación tras aplicación, se muestra lo que hicimos, lo que vimos, lo que escuchamos, en una frase: lo que fuimos a lo largo del año.

 

Asimismo, las nuevas tecnologías y la inteligencia artificial entran en nuestras vidas a través de las aplicaciones y nos revelan en realidad lo que hicimos y no lo que hubiéramos querido hacer. Lo que me lleva a una reflexión: “Somos lo que hacemos”.  Más allá de los propósitos que nos planteamos al inicio del año, somos aquello que realmente hicimos a lo largo del año. Los propósitos pudieron ser, pero algunos los abandonamos en el primer mes o en la primera semana del año. Así sea el mejor plan, proyecto o estrategia, no vale gran cosa si no eres capaz de ejecutarla.

 

En el libro “Execution”, los autores Lawrence A. Bossidy, Ram Charan y Charles Burck, describen la importancia de esta disciplina. El eslabón perdido entre las aspiraciones y los resultados. Sin ejecución, no funcionan las grandes ideas, los procesos de cambio o el liderazgo.  Mediante el comportamiento adecuado de los líderes, una cultura que reconozca la ejecución y un sistema que permita posicionar a las personas en los puestos adecuados, las organizaciones pueden lograr mejores resultados.

 

A nivel personal, este año propongo cambiar en enfoque. En lugar de poner énfasis en el plan, el foco estará en hacer y registrar lo hecho, día a día, semana a semana.

 

Esperemos ver pronto los resultados.

 

Escrito por: Eduardo Fernández

Ingeniero industrial por la Universidad Panamericana, sede Guadalajara. Master en Dirección de Empresas por IPADE. En su experiencia profesional se ha desempeñado como Director de Entrenamiento para Convergencia y Director Regional Occidente de Citibank México y Profesor del área de mercadotecnia y planeación estratégica en la escuela de ingeniería de UP y profesor áreas de comercialización y administración en ICAMI. Actualmente, es Director General de ICAMI Región Occidente.