Las mercados globales perdieron más de US$5 trillones en valor de capitalización, el efecto se sintió en prácticamente todo el mundo.
Desde la devaluación en China el 11 de agosto, los mercados entraron en una nueva etapa de volatilidad e incertidumbre.
Las bolsas europeas reportan la peor caída desde 2008.
El mundo teme una drástica desaceleración en la segunda mayor economía del mundo, mientras las autoridades de China parecen incapaces de evitarla.
Intervenciones en el mercado, inyecciones de liquidez y la prohibición de efectuar operaciones en el mercado abierto, han sido medidas insuficientes para contener una de las mayores crisis en la historia reciente de China.
El presidente Xi Jinping estará en Washington el mes que entra, en su primer visita de estado desde que llegó al poder.
Los mercados han criticado el silencio de los líderes del G7, al no presentar alguna postura coordinada que contribuya con la recuperación de la confianza.
La sesión llevó al índice S&P 500 a perder 3.94% y acumula las mayores bajas desde la crisis financiera de 2008.
Las acciones chinas reportaron el mayor desplome desde 2007 mientras el mercado alemán entró en una zona de “bear market”, es decir, la tendencia ahora es de declive.
Los commodities regresan a su nivel más bajo en 16 años y por primera vez desde 2009, el precio del petróleo Brent se ubica por debajo de US$45 por barril.
Con este entorno, el mercado centra su atención en Estados Unidos y el estómago del FED para aumentar tasas.
Quince de los treinta principales mercados emergentes han entrado en territorio de baja “bear market”, con caídas superiores al 20% desde su nivel máximo anterior.
El peor desempeño lo reportan las bolsas de China y Rusia, con pérdidas superiores a 30% desde sus niveles máximos.
El temor de los mercados emergentes, luego de la devaluación del yuan, se debe a que el menor dinamismo de la segunda economía del planeta, afectará la demanda de petróleo, cobre, acero y otras materias primas de las que dependen países como Brasil, Rusia o Sudáfrica.
El episodio pone en duda la posibilidad de que la Reserva Federal proceda con el primer aumento de tasas en casi una década.
La fortaleza del dólar, la debilidad del yuan y la drástica caída en el precio de los commodities, son factores que podrían incidir en el ritmo de la recuperación estadounidense y por lo tanto postergar la decisión de iniciar con el ciclo de alza en las tasas de referencia.
China reacciona reduciendo tasas de interés por quinta ocasión desde noviembre para llevarlas a 4.6% y redujo el monto de reservas que deben mantener los bancos, para que haya mayor liquidez disponible en el mercado.
Este ha sido el peor episodio de desaceleración económica y desplome bursátil en China desde 1996.
En los siguientes días será importante observar la recuperación gradual de monedas y mercados con menos vínculos hacia la segunda economía del mundo.
–Luis García Peña