Tal parece que la tendencia en la actualidad es posponer, retrasar, dejar las cosas para más al rato. Hay aquellos que incluso confiesan trabajar mejor bajo esa presión adicional que da el tener el tiempo encima o en ocasiones cuando el plazo ya pasó. Pero hay también a quienes esto les genera frustración y estrés. O quienes terminan realizando un trabajo mediocre al haberle dedicado poco tiempo.

La mayoría de las veces esto sucede porque nos centramos en otras tareas de menor importancia o en aquellas que nos pueden resultar más agradables. A esto se le conoce como procrastinar, que no es otra cosa que aplazar los asuntos pendientes o dicho coloquialmente “dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”.

Dejarnos llevar por los impulsos está muy ligado a procrastinar, pues se prefiere dar prioridad a una tarea que nos provoque una gratificación inmediata sin pensar mucho en las consecuencias. Las tareas aburridas, que nos resultan incómodas o que nos generan cierta ansiedad son aquellas que solemos postergar para aliviar esa tensión.

He de confesar que dejé comenzado este artículo en varias ocasiones, y no es porque escribir me parezca una tarea aburrida, sino que ante alguna situación importante o urgente me veía obligada a cerrar el archivo y esto “lo dejaba para después”.

Y leyendo un poco sobre el tema, encontré el artículo “2 claves para dejar de procrastinar según Harvard” de entrepreneur.com, donde nos comparten un interesante informe que esta institución realizó en 2016 sobre la procrastinación, sus repercusiones y algunos consejos para librarnos de este mal hábito fácilmente. Aquí las dos más importantes.

  • Pon en una balanza los pros y los contras para valorar las consecuencias

Procrastinar es positivo a corto plazo ya que nos evita “sufrir” una situación determinada. Pero ese hábito también suele tener consecuencias indeseadas: suspender un examen, no entregar a tiempo un proyecto, no ofrecer incentivos laborales a tus empleados para incrementar su productividad, no solucionar los problemas de comunicación interna que sabemos que existen en nuestra empresa, etc.

  • Confía en tus capacidades y motívate con pequeños premios.

Como te diría cualquier buen profesional del coaching, la confianza en uno mismo es fundamental para terminar con cualquier hábito que esté afectando negativamente nuestra vida profesional y la procrastinación no es ninguna excepción a la norma. Pero, ¿cómo podemos confiar en nuestras capacidades si no podemos dejar de procrastinar? Motivándonos a no hacerlo, ofreciéndonos a nosotros mismos pequeñas recompensas a corto plazo.
Estos premios pueden ser tan sencillos como queramos y nosotros mismos decidimos qué nos puede satisfacer y recompensar al final del trabajo hecho: salir antes de trabajar, ir al cine o a una exposición que nos interese, practicar algún deporte al final de la jornada, tomar una copa con los compañeros, ver una serie al final del día, etc.

Estas dos claves que parecen tan sencillas son muy importantes y valiosas. Pero finalmente no importa cuántos consejos o tips encontremos para superar la procrastinación, todos ellos terminarán cuando te dispongas a terminar tu trabajo. Recuerda que si hay algo que no se puede recuperar jamás es el tiempo perdido.

 Escrito por: Debra Lucia Aldama

Licenciada en Administración de Empresas con especialidad en Coaching Directivo. Actualmente Directora de Programa y Coordinadora de Marketing y Calidad en ICAMI Región Noroeste.