En estos días es muy común escuchar a alguien en la radio o en la televisión, hablando del acoso escolar utilizando el término «bullying»; se transmiten noticias y escenas de violencia que nos preocupan e indignan. ¿Cómo pueden pasar estas cosas en las escuelas? La pregunta es ¿Puede suceder esto en las empresas?
Desafortunadamente la respuesta es sí. El término para estos casos es «mobbing», el cual proviene del verbo “mob” que significa: acosar, atropellar o bien, atacar en masa a alguien. Este comportamiento es mucho más común de lo que quisiéramos creer ya que en los países nórdicos, el 20% de los suicidios de adultos tiene una relación muy estrecha con temas de violencia psicológica y hostilidad en sus lugares de trabajo.
Aunque en México aún no hay estadísticas publicadas sobre este particular (los estudios más cercanos hablan del acoso hacia las mujeres), se piensa que al menos 6 de cada 10 trabajadores han sufrido al menos una vez, de este comportamiento y trato por parte de sus compañeros o de sus superiores. ¿Qué tipo de comportamientos son considerados como mobbing?
El profesor alemán Heinz Leymann, los agrupa en cinco comportamientos raíz que son:
1. Limitar la comunicación de la persona.
2. Atentar contra las relaciones sociales de la víctima.
3. Atentar contra su reputación.
4. Atentar contra la calidad ocupacional.
5. Atentar contra la salud.
Cada tipo de comportamiento contiene una gran diversidad de ejemplos. Sin embargo y a manera de ejemplo, podríamos señalar las actitudes que un grupo de personas de un departamento realizan para que una persona “se canse y se vaya de la empresa», y estas pueden ser, entre otras:
1. Esconder sus artículos personales y laborales.
2. Crear chismes sobre aspectos de su vida personal (amoríos, tendencias, vida profesional fuera de contexto, etc.).
3. Omitir los mensajes que recibe, pasarlos mucho tiempo después.
4. Aislarlo de las actividades del resto de la empresa y hacérselo saber.
5. Denigrar su trabajo y burlarse en público (normalmente a sus espaldas).
6. Hablar negativamente de su desempeño, entre otras varias.
¿Por qué razón, se generan? Las respuestas son muy variadas y complicadas, aunque existe un consenso que señala principalmente que el “acosador” (grupo o individuo) percibe como una amenaza la presencia de la víctima (mayores conocimientos, reputación, autoridad moral, por mencionar algunas) o bien, se le percibe como débil y sujeto fácil de bromas y ataques.
Las repercusiones en las instituciones tal vez parezcan obvias pero vale la pena crear consciencia del impacto que estas actitudes traen consigo: mal clima laboral, baja productividad por ausentismo y re-trabajo, pérdida de clientes, así como sabotajes, aumento de indemnizaciones, demandas, finiquitos y coste de entrenamiento.
La problemática es seria y es necesario atenderla. Nuestra legislación apenas cuenta con casos que se manejan por jurisprudencia, más no necesariamente quiere decir que este problema tenga una consideración legal en el mediano plazo.
Usted ¿Cuánto cree que impacta este asunto en su trabajo?
“La ley del ojo por ojo sólo acaba dejando a todo el mundo ciego”. Gandhi
Raúl Cabrera García, es licenciado en Administración de Empresas con especialidad en finanzas por la Universidad Panamericana y máster en filosofía en la misma universidad. Tiene varios diplomados en Estados Unidos y Europa sobre temas empresariales y ha colaborado en universidades privadas de México como docente de diversas materias como: Comportamiento del consumidor, Estrategias de ventas, Dirección estratégica, Desarrollo humano. El Lic. Cabrera se ha desempeñado como directivo en diversas empresas tales como Tetra Laval Food, SDS Comercial, Universidad Panamericana, Universidad Interamericana para el Desarrollo e ICAMI, donde actualmente se desempeña como Director de Vinculación.