En la vida como en los negocios existen situaciones que salen de nuestro control. Hay cosas que escapan de nuestro dominio y ante las cuales no queda más que generar una fuerte capacidad de adaptación.

 

Factores vinculados al quehacer político y a las leyes que de allí provienen, a los desarrollos tecnológicos y sus implicaciones, a los aspectos económicos y sus reacciones especulativas, a las tensiones geopolíticas y los efectos del cambio climático o a nuestro comportamiento social ya sea a nivel local, nacional y global crean una realidad dinámica en la que se desenvuelve nuestra vida cotidiana y la de nuestras empresas. Ejemplos sobran, la lista podría ser infinita, pero lo relevante es reconocer que el dinamismo trae por sí mismo un alto grado de incertidumbre.

 

Cotidianamente existe otra realidad: todo lo que decidimos tendrá una consecuencia a posteriori. Lo que hoy decidimos representará el éxito o el fracaso en la obtención de las metas que nos hemos planteado para el futuro.

 

¿Qué hacer entonces ante un entorno tan dinámico donde la incertidumbre es una constante? Existen herramientas para manejar la incertidumbre que nos proveen de una plataforma para tomar las mejores decisiones, simultáneamente brindan la probabilidad de reducir el impacto negativo de lo incierto o identificar las oportunidades.

 

Hemos hablado de la importancia de tener desarrollada la capacidad de adaptación. Pero adaptación no es resignación. La resignación es asumir pasivamente que debemos aceptar lo que nos pasa y que no podemos influir para que sea diferente. Esa es una actitud equivocada. La adaptación exige una actitud activa y no pasiva, exige una actitud abierta en vez de cerrada, es decir, promueve la innovación más que una sociedad de statu quo.

 

Así que, si queremos estar listos para los cambios de aquello que no controlamos, hoy es un buen momento para implementar algunas herramientas que nos pueden ayudar a desarrollar nuestra capacidad de adaptación.

 

A lo largo de mi experiencia como directivo de empresas he escuchado a participantes del ICAMI cuestionar sobre qué podemos hacer para gestionar la incertidumbre, asimismo he aprendido nuevos métodos, por lo que ha sido muy grato para mi observar cómo al paso de los años y las clases, la lista de objetivos se amplía. Menciono brevemente algunas que considero muy interesantes:

 

  • Identificar las tendencias del entorno. Siempre hay indicios de las tendencias que de una forma u otra afectarán mi negocio. Vale la pena estar informado y visualizar como eso me impactará.
  • Monitorear y dar seguimiento a indicadores críticos que pueden afectar a mi negocio.
  • Documentar el aprendizaje y hacer uso de la experiencia. Por ejemplo, ¿qué fue lo hicimos en 2008 y 2009 cuando se presentó la crisis financiera global?
  • Visualizar escenarios. A medida que el riesgo es mayor, es recomendable tener visualizado cuáles serían los resultados incluso con los peores escenarios, y con ello tomar mejores decisiones.
  • Crear planes de contingencia. Un plan de contingencia es una guía de actuación ante una situación específica.
  • Tener un plan B. No se trata de ser pesimista, pero sí de visualizar que haríamos si definitivamente todo fuera diferente y lo que hacemos dejara de ser viable.
  • Desarrollar nuevas capacidades. Un equipo talentoso es la mejor ventaja para enfrentar a competidores.
  • Construir modelos flexibles. La rigidez es peligrosa en entornos cambiantes. La flexibilidad se trata no solo de actitud, sino de mecanismos y procesos que la faciliten, sin perder los objetivos, ni nuestra cultura, ni poner en riesgo la estrategia.
  • Diversificación. No hay que poner todos los huevos en la misma canasta, dice un sabio refrán, para evitar las peligrosas dependencias.
  • Construir una cultura de Innovación. Hacer del cambio una constante. No hay que esperar estar en crisis para comenzar con los cambios.

 

Son tiempos turbulentos. Tenemos claro que hay factores que no controlamos, para los que requerimos una fuerte capacidad de adaptación, pero hay también cosas que sí controlamos y ante ellas tenemos que asumir nuestra responsabilidad. Actuar con responsabilidad es la otra línea ante la gestión de la incertidumbre. Asume tu compromiso, evalúa tus opciones, decídete y comienza a transformar el mundo.

 

Escrito por: Rainiero Delgado Quintana

Ingeniero Agrónomo egresado de la UAEM y maestro en Alta Dirección de Empresas por el IPADE. Casado y con dos hijas, ha disfrutado de una vida errante en la que han vivido en más de 8 lugares en 4 países diferentes. Actualmente vive en Arizona, USA y es Global Portfolio Asset Manager para Gowan Company. Amante de la historia y la cultura, publicó en 2021 el libro ¿Y qué pasará con nosotros? Un recorrido por la historia, la innovación y la coyuntura del Covid 19. Colabora como Profesor del Área de Comercialización y Administración General en ICAMI desde 2011.

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