A principios del verano, mi familia y yo discutíamos sobre cómo reparar el control del aire acondicionado, mis hermanos daban ideas de donde comprar uno nuevo, mi papá sugirió llamar al técnico, mi mamá acalorada se postró frente al ventilador, y yo hacía todo tipo de pruebas con las pilas. Mientras alegábamos las posibilidades, mi sobrina con apenas 19 años de edad, con tan solo un clic en su teléfono, lo encendió en un santiamén, y todos sentimos una refrescante y aliviante sensación.
Y ante el asombro de toda la familia, me puse a pensar, que algo parecido ocurre en las organizaciones cuando con sus infinitas y sorprendentes habilidades tecnológicas, las nuevas generaciones revolucionan las formas de trabajar, lo que ha traído consigo una serie de controversias y “desacuerdos” que a su vez son desafíos intergeneracionales.
Que si son de cristal, que si no hay compromiso, que si quieren todo fácil, por otro lado, que si siempre se ha hecho así, que si más vale bueno por conocido, que si en mis tiempos así no era, entre muchas otras ideas y pensamiento que habitan en los radio pasillos, donde se asoman realidades que nos invitan a reflexionar si conviene durar muchos años en una empresa y con ello perdernos de las bellezas que tiene la vida y el mundo.
La pregunta recurrente es ¿qué tiene para aportar a los equipos la nombrada generación z o de cristal? En su mayoría, no tienen un apego y lo que más aprecian es la flexibilidad para conjuntar sus sueños y planes de vida con el trabajo como soporte y no como eje principal, aprecian el tiempo de ocio y han sido inteligentes incluso para monetizar sus creaciones, algunos de ellos generando en periodos cortos lo que los X y boomers no han logrado obtener en toda una vida de trabajo.
Y entonces la pregunta realmente no es ¿con qué están comprometidas las nuevas generaciones? la pregunta es ¿qué tan hábiles son sus líderes para descubrirlo y sacar provecho de ello?
Si la empresa fuera una fiesta ¿cómo le hacemos para que quieran venir? no podríamos dejar que la banda o el dj toquen solo danzón y boleros, dejando de lado el pop, rock, las cumbias, el tan sonado reguetón y uno que otro corrido de esos que están de moda.
Creo entonces, que cada nueva generación, es en gran medida el resultado de las anteriores. Te has puesto a pensar ¿cuánto de lo que tú eres, proviene de tus padres, abuelos, bisabuelos, etc.? ¿Y cuánto de lo que haces es inspirado por personas menores que tú, como tus hijos, nietos, sobrinos, compañeros, colegas, entre otros?
Piensa en 100 años más adelante, cuando todo haya cambiado y nosotros ya no estemos. Ahora somos contemporáneos y eso es fascinante, le pone ritmo, como en la música: los instrumentos, la voz, los arreglos, etc.; si alguno falta, se pierde la armonía, y como decía el grupo Jarabe de palo, en su canción, En lo puro no hay futuro, la pureza está en la mezcla.
Dados los retos que vivimos entre generaciones, las empresas piden un tipo de formulita mágica que lo resuelva, y la realidad es que no la hay, porque ésta no se encuentra, se inventa, se crea a diario.
La sensación que predomina al trabajar con gente de un equipo que crees que no te entiende es de impotencia y soledad, por ello, reconocer el valor que cada edad tiene por aportar, propicia una mejor comunicación para diseñar lo que buscamos en cada interacción. La clave está en observarnos con curiosidad, como cuando escuchamos una nueva canción o como cuando leemos los comentarios en las publicaciones. ¿Lo han hecho? No siempre opinamos, no siempre damos like, pero los leemos, somos curiosos y aprendemos.
Esto de varias generaciones siempre ha existido, no es nuevo, sin embargo, ahora está intensificado porque hay hasta cuatro conviviendo juntas, y además el índice de vida cada vez es mayor, por ejemplo, el mes pasado dos de las abuelas de mis amigos cumplieron 100 y 103 años.
Las generaciones más jóvenes nos han enseñado la riqueza de no abrazar proyectos largos a menos que éstos nos hagan vibrar, antes se acostumbraba trabajar siempre, para en algún momento vivir en paz, hoy se piensa mucho menos en el futuro, las nuevas generaciones quieren vivir bien hoy. Y la estabilidad está relacionada con su paz mental y satisfacción al realizar lo que les gusta. Y si lo vemos desde una mirada de admiración, ¿cuánto más importante es valorar primero la vida, antes que la abnegación al trabajo?
A la mayoría de las personas nos gusta viajar, queremos recorrer lo que nos alcance el dinero y el tiempo en nuestro paso por el mundo y por la vida, antes lo anhelábamos, pero no estaba al alcance de todos, en la última década la movilidad es mucho más accesible y esto ha representado cambios significativos en las formas de trabajo, incluso desafiando las leyes y los esquemas ya establecidos.
Sin embargo, vivimos en una desconexión donde nos duele nuestra incapacidad de comunicarnos con alguien de otra generación, pareciera que un jefe habla un idioma y algunos integrantes del equipo otro y la “queja” recurrente es que no nos entendemos y que la comunicación no fluye, como si está tuviera vida propia y fuera un ente autónomo, y la realidad es que no se hace sola, no se resuelve sola y es sin duda la antesala al resultado.
Pareciera que algunos viven declarando enemigos en su propio equipo y escuchamos cosas como ¡verás que el nuevo no va a durar, te apuesto! Si en este momento les llamaran a las 3 personas más cercanas con las que trabajas. ¿qué dirían de ti?
El verdadero valor está en mirar hacia adentro y distinguir qué tan capaz soy yo de relacionarme con otras ideas, en una de esas, no tenemos que entender, solo aceptar y dignificar honrando la diversidad de pensamientos y deseos.
¿De qué nos perdemos al etiquetar, al generalizar comportamientos? Sabemos que la mayor parte de nuestro tiempo la pasamos trabajando, ahí se construyen muchas de nuestras relaciones, y es cierto que la gente no renuncia a las empresas, renuncia al líder, entonces ¿De qué te pierdes cuando te limitas a decir que son de cristal, o, demasiado mayores?
Salgamos de las conversaciones superficiales, para entender que hay otras maneras de mirar el mundo, y no es ni más, ni menos que la nuestra, ni mejor ni peor, es diferente, honremos el valor de la palabra, llegando a acuerdos que integren los mutuos deseos y necesidades.
Actualmente los jóvenes encuentran más valor en tener 10 trabajos en 10 años que 1 trabajo en los mimos de 10 años. Si se busca fidelizar, hay que salir de la caja y ofrecer otros proyectos. Por ejemplo, Google creó una red de ex empleados llamado Xooglers, y se estima que hay 25.000 Xooglers en todo el mundo y Google ha adquirido más de 50 empresas que fueron fundadas o dirigidas por ex empleados. ¿Podrías plantear algo así en tu empresa? Imagínate una incubadora donde los emprendedores sean tus exempleados y luego se conviertan en tus más fieles proveedores.
Las actuales tendencias nos indican que en unos años la permanencia en las empresas va a terminar siendo relativamente extraña, por lo que el reto es ofrecer proyectos integrales en beneficio de la sociedad.
Como consultores nuestro reto es ayuda a los clientes a hacer visibles, las cosas valiosas que tiene por aportar cada generación e implementar las mejores prácticas, descubriendo sus creencias limitantes e innovando, porque en la diversidad está la innovación. Lo tenemos que seguir abordando porque una cosa es estar sensibles y otra atenderlo.
¿Qué oportunidades están llegando? En este baile, no somos espectadores, somos protagonista. Ser como antes, implica retroceder, ¿qué anhelamos realmente? Los mundos se crean por quien estamos siendo a diario. Todos vamos muriendo todos los días, pero también vamos naciendo y renaciendo, valoremos al sabio maestro tiempo que a su paso nos ofrece la riqueza de coincidir.
Reinvéntate y muévete con ritmo, para continuar en este baile llamado vida, sea danzón o reguetón, no dejan de ser canción.
Escrito por: Tania Laso Borbolla
Directora y fundadora de Laso Desarrollo Humano Integral
Asesora y profesora en ICAMI Región Noroeste en el área de Administración y Factor Humano.